Más vieja que la «Coca-Cola»
La primera marca protegida y registrada en España fue en 1866 un papel de fumar de Alcoy llamado «El Calendario»
Artículo de Juanjo Payá
La investigación se la debemos al catalán José Lorente y al coleccionista alicantino David Beltrá. Estos datos fueron confirmados e incluidos en el registro digital del Archivo Histórico del Ministerio de Cultura.
Publicado en Información el 1 de noviembre del 2010
En este sentido, según señaló David Beltrá, “llama poderosamente la atención que las diez primeras marcas registradas sean todas ellas papel de fumar. Las primeras nacen en la provincia, pero el resto ya son catalanas. Y que las primeras registradas sean papel de fumar no es ninguna coincidencia, ya que esto nos informa de la importancia que por entonces se le daba a esta industria, ya que el papel de fumar era un producto en boga”, apuntó.
Al principio de su historia, el papel de fumar se vendía en grandes hojas que el fumador tenía que romper y extraer a su gusto para el consumo del tabaco. Pero un tiempo después se empezaron a confeccionar los primeros librillos de papel de fumar, cortados y listos para liar, hasta que más tarde depararon en estuches más atractivos y estéticos. “Y es ahí cuando surge un “boom” de marcas que tuvo mucha fuerza en toda la comarca de Alcoy”, explica el coleccionista David Beltrá.
“El volumen económico del papel de fumar era muy importante. Y todo pese a que el papel de fumar era una cosa pequeña, casi insignificante. Pero llegó a ser tan importante que algunas fábricas de lana y tejidos de Alcoy pasaron a ser de papel de fumar por los números que empezaba a registrar en la época”, señala el investigador José Lorente.
Debido a la alta competencia que comenzó a sentirse en este mercado, surgieron los celos y sobre todos los miedos a las falsificaciones por parte de los fabricantes. De este modo, “se establece una presión por parte de las marcas de papel de fumar que derivó a su registro y numeración, para que así pudieran evitar que fueran imitadas. Y en todo este marco surge el privilegio de que la primera marca registrada sea de Alcoy”, añade Lorente. Y es que toda esta comarca fue, según el investigador catalán, la zona de España que aglutinó mayor número de fábricas e industria de papel de fumar en el siglo XIX.
En 1866 comenzaron a registrarse y protegerse las primeras marcas de la industria española, pero no sería sin embargo hasta 1886, veinte años después, cuando se publicaran. “Mi propuesta es que con ayuda de estos documentos, y con el apoyo de instituciones públicas y privadas, consigamos rastrear e investigar y así crear un inventario con las marcas alicantinas. Papel de fumar, juguetes, turrones… esta es una manera de, en definitiva, de buscar en los orígenes de nuestra industria”, afirmó David Beltrá, propietario del Museo Comercial de Alicante, quien pide además la colaboración de empresas de toda la provincia.
“Aquí podría desempeñar un papel importante la OAMI, que cuenta con sede en Alicante, y es la entidad en la que ha derivado el BOPI pero para toda Europa”. Pero también avisa. Éste no sería un trabajo de ratón de biblioteca, porque más allá de una lista con nombres de empresas, se trataría de recuperar una industria con catálogos, facturas, carteles, anuncios o envases que han formado y son parte de nuestra historia.
Una vuelta a nuestros orígenes
El trabajo que desempeña el investigador alicantino David Beltrá va encaminado a reproducir el mapa económico de nuestra provincia: desde las marcas desaparecidas a las más longevas y existentes en la actualidad. Y la finalidad no es otra, por tanto, que recuperar las marcas con todo su conjunto de características. Propaganda, cartas comerciales, facturas, tarifas, impresos, acciones, carteles, anuncios, envases… “Se trata de un homenaje a cada una de las empresas, marcas, familias que han dedicado su vida al continuo esfuerzo que ha engrandecido ciudades y pueblos”, señala.
Chocolates de la Vila, aceitunas rellenas de Alicante, conservas de la Vega Baja, cementos de San Vicente, salinas de Santa Pola, nísperos de Callosa d’en Sarrià, calzados de Elda, juguetes de Ibi… “Algunos de estos sectores son historia, otros siguen escribiendo día a día una página más en su dilatada existencia. Cada producto, marca o sector es merecedor de un Museo y muchos así lo han entendido o señalado”, afirmó Beltrá. Y para quien tenga dudas, puede visitar el Museo Comercial, ubicado en Novelda, y ahí comprenderá la necesidad de no perder toda la cultura que respira nuestra industria.